La debida diligencia del cliente (KYC) es mucho más que un requisito normativo: es la primera línea de defensa contra la legitimación de capitales y el financiamiento al terrorismo. Conocer a nuestros clientes nos permite identificar riesgos, garantizar transparencia y proteger la integridad del sistema financiero. Implementar procesos sólidos de la Debida Diligencia, refuerza la confianza de nuestros stakeholders y asegura que cada relación comercial se base en principios éticos y seguros.